El pasado 19 de enero, participé en la Copa Nacional de Clubes Junior en la increíble pista cubierta de la ciudad catalana de Sabadell.
El viaje no fue para nada apetecible. Salí a eso de las cinco de la mañana para el aeropuerto, mi avión despegaba a las siete menos cinco. Además, el temporal era digno para estrellarse; ¡vaya viento! El despegue fue para echar todo lo poco que había desayunado. Empezábamos mal; turbulencias y sin dormir. Al llegar al aeropuerto del Prat de Llorbregat, tuve que hacer un cambio de terminal un tanto lioso, aunque al final acabé pillando el tren correcto hacia Barcelona Sants. Allí, me monté en el tren que me dejaría de una vez en Sabadell. Cuarenta minutos, cuarenta interminables minutos en un tren solitario, que viajaba exageradamente lento. Qué horror. Lo peor vendría cuando, una vez en la ciudad, me percaté de que el hotel estaba en la otra parte de la ciudad. ¿Qué hice? Recurrir al último método de transporte que me quedaba, después de haber probado coche, avión y tren; el autobús. Gracias a dios éste solo tardó en dejarme en el hotel unos diez minutos.
Aparta-hoteles Vallés. Ahí dormiría esa noche. Sinceramente a la ciudad, habiéndola atravesado en bus durante diez minutos, no le vi ningún atractivo turístico. Casas, algún piso, poco paisaje, oscuridad y una actitud social demasiado... bueno, el que vive de Despeña-perros para abajo me entiende. La unión de todo me puso triste, gris, taciturno, mustio, plomizo, lúgubre como el museo, como que me alatristé, me ensimismé, como un big bang pero pa'
entro, implosioné, como oliendo a mierda, como Fran Perea o sea una cosa mal. (Dani Rovira).
No me dio más tiempo que a preparar la maleta para la competición, ducharme y bajar a comer. Nada de dormir, había que ir a la pista, la primera prueba comenzaba a eso de las cuatro. En el almuerzo me dio tiempo a conocer algo a mis compañeros, de los que sólo conocía a tres o cuatro. Una vez en la pista sólo hubo que esperar a que llegara mi hora de calentar y posteriormente saltar al tartán; 18:50.
No llegaba bien a la competición, mis problemas en el cuadriceps me impidieron entrenar durante la semana, pero allí estaba, para dar lo que pudiera dar haciendo lo que mejor se hacer, correr. La prueba, 400 m.l., las ganas, todas las del mundo. La carrera fue limpia y sin contratiempos, salí cómodo, con la visión de pillar una buena posición en la calle libre. Y así fue, tras los primeros 200 metros dejé de progresar para evitar que mi lesión fuera a más. Aún así, acabé en un tiempo de 51'24" marca que me dio un 2º puesto en mi serie, 4º de la competición y segunda mínima de España, a pesar de la situación en la que llegaba.
A lo largo del día fui conociendo a la gente del club, con los que, en tan sólo dos días, conseguí una magnífica relación. Tal era el buen rollo que teníamos que, al finalizar las pruebas, ducharnos y, unas gestiones de taxis etc, nos fuimos de fiesta por Barcelona.
Desde este mi blog invisible, dar las gracias a todos ellos: Elías, Avila, Raquel, Carla, Kristal, Adrián, Soto, Lagares, Carlos...
Porque experiencias como esta, son las que te empujan a seguir en este sufrido mundo del atletismo.